Conversamos con el ingeniero agrónomo Pablo Casas, consultor técnico para Helena. Nos cuenta cómo agrega valor al uso de sus productos agrícolas con Auravant, desde Argentina al resto de Latinoamérica.
Desde Río Cuarto, provincia de Córdoba, el ing. agr. Pablo Casas brinda asesoramiento a clientes de distintos países latinoamericanos, como Uruguay, Brasil y México, en su trabajo como consultor técnico de la empresa de fertilizantes Helena.
En Helena, Pablo utiliza la plataforma de Auravant para agregar valor a los productos comercializados por la compañía “con servicios de precisión, monitoreo y brindando un servicio integral”, según explica.
– ¿Qué beneficios destacas de la plataforma?
– Al ser muy intuitiva, muy sencilla de encontrar la información y de compartirla, no es necesario que mis clientes o los vendedores sean capacitados para usarla. A esa sencillez le encuentro mucho valor a la hora de armar ambientaciones o mapas, hacer un monitoreo. Y la otra (ventaja) es la facilidad con la que fluye la información. Puedo estar en Río Cuarto y compartir y ver lo que está pasando en un campo en el sur de Brasil. Eso en tiempo real, sacando fotos o con algún comentario.
Lo que hacemos con Auravant es afilar el lápiz. Antes de pasar una aplicación homogénea en un lote, podemos identificar zonas que quizás requieran más o menos dosis, o que no se aplique el producto. Estamos eficientizando nuestra recomendación para que aplique lo justo y necesario en el lugar que tenga que ir. En definitiva, eso es eficiencia.
– Por parte de los clientes de Helena, ¿cómo es el feedback?
– En Uruguay y Rio Grande do Sul, tenemos clientes que la utilizan y les gusta mucho ¿Por qué? Porque tienen una venta consultiva, están con el cliente de la semilla a la cosecha. Entonces, hacen visita a campo todas las semanas y esta plataforma les ayudó a armar informes, organizar la información que tienen, como mapas de cosechas. Optimizaron el tiempo de recorrida de lotes y de generar reportes para sus clientes.
– ¿Cómo ves el nivel de adopción de la fertilización variable? ¿Está creciendo en la región?
– Diría que sí. Está en un crecimiento constante, obviamente dependiendo de la zona. En Uruguay y Brasil, más lentamente, pero creciendo al fin. Y creo que estas herramientas ayudan porque no te restringen a tener una maquinaria específica, sino que podés hacer un mapa y, con la máquina que tenés, empezar a hacer variable. Entonces, te permite superar esa barrera de invertir en una máquina para dosificación variable. Creo que es un crecimiento constante, no en magnitudes grandes, pero año a año se están incorporando más servicios.
La agricultura de precisión debería crecer radicalmente por una cuestión del ahorro del insumo que hace el productor y porque además hay mayor oferta académica con la temática. Las universidades están hablando cada vez más de ella. Hay más conocimiento y ya están saliendo ingenieros agrónomos con este enfoque de hacer una agricultura más eficiente.
– ¿Por qué crees que esa adopción de la fertilización variable es tan lenta?
– Primero, porque todavía se cree que se necesita maquinaria, invertir en hardware. Creo que es la principal barrera. Y después que no está solamente
sectorizado el uso de esta tecnología a asesores expertos, sino que se está extendiendo la jugada a toda la cadena. Todo el mundo puede acceder a esa información, que en definitiva es información gratuita. Pero hay que tener el expertise para saber cómo manejarla. Y, por ahí, la comunicación también falla. Porque, en general, la comunicación que ves es siempre con la última tecnología, con el último monitor de siembra variable y no se habla tanto de cómo hacer agricultura de precisión con algo tan sencillo como es un mapa de índice verde.